En la Basílica de Guadalupe: Fe, devoción

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Redacción | 12 de Diciembre de 2014 a las 10:00

Ciudad de México.-A doña María García —Mariquita, como se le conoce en el barrio—, no le hace ninguna gracia el arribo masivo de peregrinos a la Basílica, para festejar el 483 Aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pues son por lo menos tres días en que las calles de su colonia, Tepeyac Insurgentes, literalmente se inundan de todo tipo basura, amenazas y ofensas contra los vecinos.



Y aun cuando la delegación Gustavo A. Madero, prohíbe la venta de alcohol, asegura que desde la mañana del 10 de diciembre de todos los años hasta el día de la celebración mayor, encuentra en la puerta de su casa, ubicada en el número 35 de la calle Tenayo, decenas de botellas, pero no sólo con residuos de ron, brandi o de otras bebidas alcohólicas, sino también de orines y hasta excremento.


Casi con llanto, la mujer acepta que es muy difícil vivir en la zona, como lo ha hecho desde hace más de 53 años —cuando de muy pequeña llegó a ese inmueble con sus padres y hermanos, que en su mayoría ya están muertos—, porque la celebración de la Virgen provoca problemas que las autoridades no pueden ni quieren solucionar.


Asegura que esta crítica situación no sólo la vive los 12 de diciembre de cada año, pues junto con los vecinos de la zona aledaña a la Basílica, pues casi todos los días ven pasar a peregrinos, ya que, según la delegación y las autoridades eclesiásticas, anualmente llegan alrededor de tres mil peregrinaciones al recinto guadalupano.


“Lo que le puedo decir es que diario vemos pasar feligreses y todos, le juro por Dios, dejan a su paso solo suciedad y miles de problemas”, comenta mientras levanta la vista al cielo, como cuidándose de que el Supremo no la castigue por hablar de ese modo de sus “hijos” —de Dios, eh, que conste.


Estos lamentos fueron compartidos por Eufemio Fernández, vecino de Doña Mariquita, quien asegura que hay ocasiones que desde el día 9 de diciembre y hasta el 14, los habitantes de la zona tienen que soportar a los peregrinos que se acuestan sobre las banquetas e impiden el libre acceso a su hogar, sin escuchar sus quejas y pedimentos para que continúen su andar hacía el Templo Mariano.


Incluso, comenta que es tanta la gente que llega a festejar las apariciones de la Morenita del Tepeyac, que mucha no alcanza a entrar a la Basílica, por lo que opta por quedarse a dormir en estas calles, para lo cual utilizan las protecciones de la ventana como soporte de los techos provisionales que instalan para cubrirse durante su estancia, sin considerar los daños que ocasionan.


Además, dijo Don Eufemio que si estos peregrino llegan con vehículos, los estacionan donde les place, por lo que reveló que en una ocasión optó por dejar su auto frente a su casa, para evitar que los devotos ocuparán la puerta del garaje y le impidieran salir al otro día.


“Pero salió contraproducente, porque los feligreses utilizaron mi carro para poner sus cobijas, ropa y hasta de mesa lo agarraron, pues sobre el cofre y toldo los encontré lleno de vasos y platos con comida. Lo peor fue que una vez que culminaron Las Mañanitas para la Virgen, pusieron música a todo volumen y no dejaron dormir”, señala el vecino con dejo de tristeza y coraje a la vez.


Sin embargo, coincidió con Mariquita que no todos los feligreses son groseros o abusivos, porque gran parte de ellos vienen únicamente a expresar su fe a la Virgen de Guadalupe, pero hay otros que sólo se dedican a molestar y hacer sus necesidades fisiológicas donde mejor les gusta, y lo mismo tiran basura sin utilizar los botes que en ocasiones coloca la delegación.


Aseguraron que de nada sirven los tarjetones de acceso vehicular entregados por la Gustavo A. Madero, debido a que una vez traspasada la zona restringida el flujo de automóviles no se puede avanzar por la concentración de personas, mucho menos se puede tomar el riesgo de continuar, pues se han dado casos de agresiones físicas contra los automovilistas por parte de los casi siete millones de feligreses que cada año llegan a venerar a la Virgen de Guadalupe.


Los entrevistados revelaron que hace como cinco años, se organizaron para entregar bolsas de plástico y escobas a los peregrinos, con el propósito de recogieran su basura y sus residuos orgánicos, pero de poco valió, pues no sólo se fueron con las escobas y las bolsas, sino que hicieron del baño sobre las banquetas y el olor tardó varios días en desaparecer.


Eso mismo padece año con año quien habita la zona cercana a la Basílica de Guadalupe, donde la delegación Gustavo A. Madero reconoce que en cada celebración retira alrededor de 650 toneladas de basura de todo tipo, sobre todo comida en bolsas, que el buen samaritano entrega a los peregrinos a su paso, sin considerar que no se la consumen, ya que la mayoría trae sus propios alimentos desde que inicia su largo andar para agradecer a la Morenita del Tepeyac el milagro y los favores recibidos.


INFORMACIÓN. cronica.com.mx

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