Exigen respuestas ante derrame de tóxicos en río

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Redacción | 10 de Agosto de 2015 a las 21:42

Agricultores, poblados y comunidades indígenas cerraron sus compuertas de captación de líquido debido a que una corriente de aguas residuales de una mina en Colorado se propagaba el lunes por los principales ríos del desierto del suroeste.



Ante la situación, las autoridades locales y las familias han exigido respuestas sobre los posibles peligros para la salud que representan a largo plazo los metales pesados que contiene el derrame.



Colorado y Nuevo México declararon zonas de desastre tramos de los ríos Animas y San Juan debido a que la corriente color naranja que alcanzaba una longitud calculada en 160 kilómetros (100 millas) se dirigía hacia el Lago Powell en Utah tras el derrame ocurrido el miércoles en la mina abandonada Gold King.



La Nación Navajo, que abarca partes de Nuevo México, Utah y Arizona, también declaró la emergencia al tiempo que cerró sus sistemas de captación de agua y suspendió el desvío de líquido del río San Juan.



Miembros del consejo tribal expresaron su disgusto durante una reunión especial efectuada el lunes y respaldaron el sentir de las autoridades de Nuevo México de que el gobierno federal necesita rendir cuentas sobre los hechos.



La gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, quien recorrió el fin de semana la zona, se dijo desconsolada y señaló que el derrame era una catástrofe. "Es absolutamente devastador", subrayó.



Los más de 11,3 millones de litros (tres millones de galones) de aguas residuales de la mina incluyen altas concentraciones de arsénico, plomo y otros metales pesados. Un grupo de trabajadores de la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) causó accidentalmente el derrame cuando empleados federales y subcontratados inspeccionaban la mina abandonada cerca de Silverton, Colorado.



Como se desplaza a una gran velocidad, la corriente residual no representa un peligro inmediato para la salud, según la EPA. Los expertos y autoridades ambientales federales expresaron confianza en que los metales pesados se diluyan en el sistema fluvial antes de que representen un peligro de largo plazo.



La EPA informó que algunos tramos de los ríos serán cerrados para la obtención de agua potable, la realización de actividades recreativas y de otro tipo hasta por lo menos el 17 de agosto.



El hierro disuelto en los residuos tiñó los ríos de un alarmante color naranja amarillento, una vista familiar para los antiguos mineros que llamaban a esa corriente "yellow boy" (niño amarillo), así que "el agua se ve peor estéticamente de lo que es en realidad para la salud", dijo Ron Cohen, profesor de ingeniería civil y ambiental en la Escuela de Minas de Colorado.



Las pruebas realizadas muestran que algunos metales se han asentado en el fondo y podrían disolverse solamente en condiciones ácidas, lo que no es probable, comentó Cohen.



INFORMACIÓN. jornada.unam.mx

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