La noticia cambia el valor prevalece

Lo que viene siendo. Cátulo XV

CELAYA

Reportero A7 | 27 de Enero de 2015 a las 01:13

Como el ahuhuete de Santa María en Oaxaca, ayer quedó más que claro que la Confederación de Trabajadores de México (CTM) ya vio demasiados inviernos.

Atrás quedó el tiempo del sindicalismo que mantenía en equilibrio los intereses de gobierno y patronazgo a manera de péndulo que saca lo que puede de sus dos interlocutores, dicen, en beneficio de sus trabajadores agremiados.

Uno no puede más que lamentarse y hasta un suspiro es permitido por recordar a don Fidel Velázquez ostentando aquel poder, aquel mando nacional, y ver que su descendencia política no pudo juntar más de 300 gentes para una marcha en una ciudad de medio millón de habitantes.

Y podrán marchar miles el 1 de mayo porque es constitucional, pero los patrones no permiten otra marcha, una verdad que sin querer la CTM desvela hoy.

300 es una cifra redonda, pero habría que atender que participaron asociaciones civiles y representaciones de colonias, lo que reduciría aún más la convocatoria de la CTM que se desvivió hasta en redes sociales y puso a calentar el zapato a su líder, Arnulfo Bocanegra, volanteando en el jardín, departiendo el espacio y el oficio con repartidores de volantes de “compro oro” y “leo el futuro”, mismos que nunca serán visitados para saber si les interesaría formar una fuerza sindical.

Esa práctica de omisión, repetida por décadas, ahora tiene resultados magros cuando no ralos a la hora de nutrir una manifestación en contra del aumento al pasaje urbano.

De todo había en la reunión posterior con las autoridades luego del bloqueo por más una hora en el bulevar de Celaya, desde los líderes de frase prefabricada hasta los que se preguntaban a susurros “¿por qué dicen que venimos?”, una mesa de diálogo que jamás encontró el buen fin, sin acuerdos sólidos ni victoria para cualquiera de las partes.

Aquí el único ganón a río revuelto es Andrés Espinoza Carmona, quien se ostenta como representante de la zona norponiente y todas sus colonias, y que espera el regreso del PRI al poder para cobrar la legitimación de su cacicazgo.

Y de esto nace la incertidumbre, el allanamiento al corazón del tricolor cuando, uno al ver este aforo tan pobre se cuestiona ¿cuánto le queda al voto duro del PRI? En términos biológicos parece ser que ese voto duro comienza rápidamente a poblar los panteones, la generación del votante analfabeta que cruza en sufragios lo que veía que tenía los colores de la bandera está caminando a mejor vida.

No podría decir si esto es una buena noticia, porque a raíz de esta decadencia ha cobrado fuerza el voto corporativo, la tendencia que imponen por las buenas y por las malas aquellos con quienes la CTM ha hecho, desde una enemistad simulada, compadrazgo hasta soldarse: el empresariado.

“El viejo orden cambia”, decía Leo Huberman.

Es pues un momento de coyuntura, una fisura en la historia donde la organización popular puede generar nuevos monstruos y también nuevas victorias.

Hallazgos, contrapuntos o saludos, a su vera en osdareporel@gmail.com

Martes 27 de Enero de 2015